Pues sí, últimamente estoy apática. No quiero pensar mucho, ya que las cosas no van como yo quisiera. No quiero hacer mucho, porque no tengo mucho que hacer y las cosas que si quiero hacer, realmente no las puedo llevar a cabo en muchos aspectos, así que voy pasando de ellas y concentrándome en mi apatía.
Me escapo en los libros, en mis mini obsesiones, en mis historias y en mis pensamientos. Lo único bueno que me trae la realidad es mi esposo y el gran amor que siento por él. Ultimamente las cosas no son como quiero y siento que por el momento, poco puedo hacer para remediarlo. No me gusta mi trabajo, me gusta mi casa, pero no estoy satisfecha con los pocos cambios que he podido permitirme, yo quiero más, pero ahora mismo no puedo. No me gustan mis vecinos, no me gustan sus actitudes, sus hijos, sus mascotas malcriadas ni sus actitudes pretenciosas. Sinceramente los odio, odio al 95% de mis vecinos. Aquí aplica con total claridad el gran dicho "Es mejor estar solo, que mal acompañado", sin dudas.
La verdad es que casi nada bueno en la vida es gratis y las cosas buenas y gratis de la vida, las estoy esprimiendo. La crisis nos afecta a todos, pero a mi me esta afectando de manera muy especial, creo que mi esposo inclusive a veces lo lleva mejor. Tengo que aceptarlo, no logras conocer el verdadero valor del dinero, hasta cuando sientes que te falta. Y realmente ni eso, sólo que ya no me puedo permitir gastar en un día $200-300 ropa, zapatos, entrenemiento, comida y joyería. Tengo responsabilidades y empiezo a añorar mis años de libertad económica.
Ya las cosas de antes no me emocionan y temo haberme perdido en algún lugar del triángulo de las bermudas. Aunque sé que sigo aquí, por el momento sólo siento la apatía y espero pronto haya una luz al final de camino, que me ayude a bregar con todo y que me permita sentirme mejor, más aliviada del duro peso que llevan mis hombros. No pido mucho, sólo algo mejor para todos. Espero que se me conceda.
A pesar de todo, creo que la luz se acerca (siempre mi naturaleza positiva entra en juego). Estoy muy contenta ya que he vuelto a hablar con una persona que tiene gran importancia para mí. Estuvimos un tiempo distanciadas, por razones que no valen la pena airear en este espacio, pero siento que ahora volvemos un poco a ser las de antes, por lo menos entre nosotras dos. Tantas cosas cambiaron, pero cuando hablamos parece que los minutos no pasan. Ella siempre ha sido una persona mucho mas fisica que verbal, en el fondo sus mejores conversaciones telefonicas son cortas y terminan con la frase "Estoy allí dentro de una hora", pero la distancia nos hace recurir al telefono y creo que es una gran herramienta que nos esta permitiendo romper un poco el hielo.
Pero la apatía regresa, no puedo evitarlo, ella se ha alejado antes y puede volver a hacerlo ahora. Siempre supe que era así, que en cualquier momento podría irse de mi vida y olvidarse de mí. La vi hacerlo con mucha gente, por diversas razones, algunas más válidas que otras en mi opinión. Sin embargo, una parte de mí la quería tanto, que puse esas supocisiones a un lado y me permití entrar en una de las relaciones amistosas más gratificantes de mi vida. En la que aprendí tando de mí, como de ella y sí ella era así, podía desconectarse de cualquiera sin grandes estragos emocionales, mi error fue creerme inmune a ello. Sin embargo, tenía razón muy en el fondo, se podía ir, pero no sería para siempre.
Por un tiempo subestime nuestra amistad y en el fondo siempre tuve la razón, no sólo era importante para mí, sino también para ella. Podía irse, pero no despedirse. Los cambios nunca borrarán los recuerdos y mis recuerdos son los suyos, sus vivencias las mias y la vida nos unió para siempre en el pasado y espero que nos una en el futuro. Porque aunque me duela admitirlo, no cambiaría ninguno de esos recuerdos por nada.
Le dedico esta entrada a mi gran amiga, por ayudarme a combatir la apatía con tu regreso.
Saludos
jueves, 19 de febrero de 2009
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